Intercambio cultural permitió a los visitantes nipones conocer el ‘Huerto de la Ternura’, uno de los proyectos emprendidos por los chicos con el apoyo del Instituto de Formación de Adolescentes y Niños Trabajadores (INFANT).
«Soy de Iquitos y comencé a trabajar a los 8 años para contribuir en la alimentación de mi familia. Vendí pulpa de fruta, luego trabajé en mercados y tiendas de abarrotes. Ahora trabajo en la edición de videos y me doy cuenta que el trabajo y estudio se complementan porque por ejemplo las matemáticas nos ayudan a manejar mejor el dinero y dar el cambio», Jean Pierre (17).
Este es uno de los testimonios de los adolescentes trabajadores que participaron en la jornada «Intercambiando experiencias por una vida digna entre Perú y Japón», realizada gracias a la visita de una delegación de 30 japoneses que arribó a Lima esta semana en el Barco de la Paz (Peace Boat) para conocer las historias de vida de la niñez trabajadora.
Los visitantes llegaron al sector 1, grupo 14 de Villa El Salvador y conocieron a los niños de la organización ‘Amigos por Siempre’, quienes les enseñaron cómo han aprendido a auto-organizarse para convertir una extensa área de desmonte en un gran huerto donde, a base de esfuerzo y dedicación, vienen sembrando y cultivando hortalizas, plantas ornamentales y frutos.
Los ciudadanos nipones también apreciaron los hermosos tejidos elaborados por el ‘Club de la Lana’, espacio donde las madres son tejedoras; así como las fotografías realizadas por los chicos de las organizaciones ‘Los Peruanitos’, Cantagallo, CCONNA y COMETE, quienes aprendieron a capturar sus vivencias y emociones gracias al taller de fotografía dictado por Elizabeth Landesberg, voluntaria de la Universidad de Duke.
Por su parte, los extranjeros escribieron en japonés los nombres de los niños en piedras pintadas de blanco por estos últimos y los animaron a tocar juntos los tambores tradicionales de Japón, causando la alegría de grandes y chicos. En paralelo, otro grupo de orientales jugó fútbol y saltó soga con los pequeños anfitriones.
Más temprano, en el local del Movimiento Nacional de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores Organizados del Perú (MNNATSOP), los delegados y exdelegados de esta organización compartieron sus experiencias de vida con la delegación del Barco de la Paz, la misma que donó útiles escolares y telas para los menores de edad y el ‘Club de la Lana’.
«Queremos promover una cultura de paz para que el mundo sea un lugar donde se respeten los derechos humanos. Hemos conocido y escuchado a los niños y ahora sabemos que para salir adelante basta con organizarse y dejar de ponerse obstáculos a uno mismo», expresó una de las visitantes.
El Barco de la Paz es una organización que lleva a universitarios japoneses a un viaje alrededor del mundo para promover la paz, la tolerancia, los derechos humanos, el desarrollo justo y sostenible, el turismo responsable y el respeto por el medio ambiente, con el objetivo de lograr cambios sociales y políticos en el mundo.
PRENSA INFANT