Junto a los pequeños guías, el destacado cocinero de talla internacional, conoció cómo ellos transformaron un basural en un espacio donde siembran diversos vegetales y hortalizas.
El prestigioso chef peruano Flavio Solórzano visitó el Huerto de la Ternura emprendido por los niños, niñas y adolescentes de la organización «Amigos por Siempre», en Villa El Salvador, y destacó el esfuerzo demostrado por los pequeños para llevar adelante este proyecto. Asimismo brindó un taller sobre alimentación saludable para las madres de familia.
«Es poco común que un niño a estas alturas de la vida reconozca una verdura a temprana edad. Lamentablemente los alimentos en su estado natural están cada vez más alejados de la vida diaria de los niños, por eso deseo que con proyectos como éste, esta situación se revierta. Ojalá el ejemplo de estos chicos sea tomado por muchos pueblos», expresó el experto gastronómico.
Rachel y Mario, dos de los niños de «Amigos por Siempre», hicieron de pequeños guías y explicaron a Flavio Solórzano cómo lograron convertir una zona donde se arrojaba desmonte y basura, en un fructífero huerto donde a base de esfuerzo han logrado sembrar y cosechar tomates, beterraga, rabanito, huacatay, lechugas, zanahorias, huacatay, paico, malva, así como plantas ornamentales.
«Empezamos botando el desmonte, carbón y piedras grandes. Las mamás también colaboraron en la limpieza y poco a poco implementamos el huerto. Preparamos la tierra y luego plantamos las semillas de verduras como beterraga, tomate, lechugas, huacatay, paico», explicó Rachel (11).
Por su parte, su compañero Mario contó al prestigioso visitante cómo realizan el proceso de compostaje para mejorar la calidad del suelo donde siembran los productos. «Hemos combinado aserrín, excremento de cuy, arena y cáscaras de verduras para obtener el compost», dijo.
Atentas a los consejos
Tras la visita al huerto, el reconocido cocinero brindó un taller sobre alimentación saludable dirigido a las madres de familia, quienes les hicieron preguntas sobre cómo alimentar a sus hijos.
«Muchas de nosotras desconocíamos la calidad de las proteínas de la pota y la quinua, por ejemplo. Gracias a los consejos del chef pondré más atención al alimentar a mis hijos con estos alimentos», sostuvo Silvia Arbieto, mamá de dos niños de la comunidad.
Antes de retirase, Solórzano se mostró contento tras conocer las experiencias de los niños y adolescentes organizados que han trabajado en el huerto.
«El huerto me encantó y quisiera seguir apoyándolos. Que los niños hayan recuperado con sus manitos un espacio prácticamente perdido es muy valioso. No tenemos idea de lo que eso significa para su futuro. Los niños demuestran una vez más que no sólo son hermosos, sino que nos enseñan más de lo que imaginamos y nos recuerdan que la esencia de la vida está en cuidar nuestro espacio y cuidarnos a nosotros mismos», destacó.
PRENSA INFANT