Nosotros los niños, niñas y adolescentes de Lima y todas las regiones del Perú queremos expresar nuestra alegría, satisfacción y entusiasmo por haber logrado uno de nuestros objetivos: la aprobación en el Congreso de la República de la ley que prohíbe toda forma de castigo físico y trato humillante hacia las infancias.
Esta ha sido nuestra lucha desde hace varios años en los que hemos pedido que se nos trate con ternura y respeto para estrechar los vínculos con nuestros padres, profesores y la sociedad en general para contribuir a la creación de un clima de armonía y paz desde nuestros hogares.
Es importante para nosotros que la violencia se detenga ya. No queremos que ningún niño siga creciendo en un ambiente violento que le afecte directa o indirectamente. Nosotros queremos confiar de manera incondicional en nuestros padres, cuidadores, profesores, autoridades y la población en general porque ahora, cuando el mundo es azotado por la violencia y muerte entre países hermanos, es importante promover nuevas formas de crianza y relación entre generaciones y dentro de nuestras familias, barrios y comunidades.
Se dice que los niños son el reflejo de sus padres y si queremos ir cambiando el clima de violencia es necesario comenzar desde nuestros hogares, con nuestras familias y entorno más cercano para poco a poco ir liderando un cambio positivo en la sociedad y ahora lo podremos hacer posible.
Ahora somos el noveno país en América Latina que cuenta con una ley que prohíbe el castigo físico y humillante. Ya podemos decir que en nuestro país, las autoridades cada vez están más comprometidas con las infancias y qué mejor fecha para este hecho que la víspera del 26º aniversario de la Convención sobre los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes, donde se enfatiza que nosotros tenemos los mismos derechos que los adultos.
Nosotros soñamos con una infancia digna y sin violencia y esperamos que con la aprobación de esta ley vayamos transformando el mundo en un lugar libre de miedos, discriminación y humillación. Somos sus hijos, sobrinos, nietos, alumnos, quienes hemos decidido ponernos de pie y trabajar nosotros mismos por lograr este cambio y lo hemos logrado.
Somos el más grande y valioso patrimonio de la sociedad peruana y consideramos que ahora es el mejor momento de demostrar que la ternura, el amor, el diálogo, la escucha y tolerancia son las mejores herramientas para lograr una educación oportuna y con cero violencia desde el vientre de nuestras madres.
Pero nosotros sabemos que si bien la aprobación de esta ley constituye un hito en el respeto a los derechos de los niños, no podemos quedarnos de brazos cruzados sino continuar vigilantes para que esta norma sea reglamentada y ejecutada realmente.
De esta manera, contando con una ley a nuestro favor les daremos la oportunidad a nuestros hermanos menores y en el futuro, a nuestros propios hijos, para que se desarrollen en espacios saludables donde puedan crecer con dignidad.
Porque una infancia sana, sin grietas en el alma causadas por quienes nos trajeron al mundo, es imprescindible para acabar con la violencia que se vive a diario en nuestro país. Somos los niños del Perú, quienes ahora junto a nuestros hermanos de Venezuela, Uruguay, Costa Rica, Honduras, Argentina, Bolivia, Brasil y Nicaragua seguimos avanzando para hacer respetar nuestros derechos y alzar la voy cuando se cometa algún atropello contra nosotros.
Somos la voz de otros niños y adolescentes que poco a poco se hacen conscientes de la importancia de hacer respetar sus derechos. Somos el rostro de nuestros iguales en otros países donde el castigo físico es una de las principales causas de muerte de la población más joven y donde la violencia se ha arraigado a tal punto de que nadie se atreve a luchar al respecto.
Seguiremos siendo guardianes y defensores de la alegría, la paz, el amor y el respeto entre niños y adultos para terminar de construir nuevos modelos de crianza donde sea el amor y no el miedo el que mueva al mundo.
Sigamos construyendo una nueva cultura de relación entre niños y adultos teñida de amor y cariño.
Lima, 10 de diciembre de 2015.
PRENSA INFANT